Textos/Texts


Mirror stone.
Ocultar, como estrategia para develar.

Hay en quien oculta, un interés tímido, pero consciente, por develar algo. Y probablemente entre más difícil sea encontrarlo, tal vez más emocionante resulte el posible descubrimiento. Y bien, la serie Mirror Stone, de la artista Carolina Gómez, podría ser una prueba de ello. Impecables pinturas al óleo, y en grandes formatos, que retratan a modelos, actrices y mujeres reconocidas públicamente en el mundo del entretenimiento, pero cuyo rostro –ese símbolo que las hace reconocibles- ha sido cubierto por alguna piedra preciosa. Un acto sencillo pero contundente. Es así como un topacio, un cuarzo, un diamante, o una esmeralda, se convierten por ejemplo en el rostro de Audrey Hepburn, de Twiggy, de Raquel Welch o de Elyzabeth Taylor.

¿Pero qué hay detrás de esto? ¿Detrás de esas mujeres? ¿De esas joyas? ¿De esta estrategia pictórica? Probablemente una verdad evidente: nuestra sociedad se construye de símbolos, de marcas y de ídolos, con los cuales nos identificamos. Esa es la parte fácil. Lo difícil es pensar en la razón de ese apego y de esa identificación casi automática. Probablemente ciertas características físicas -de color, de brillo, de tono, de forma-, o inclusive emocionales -recuerdos, significados o sensaciones- lo expliquen, pero luego de eso, y al pensarlo mejor, la respuesta resulta absolutamente misteriosa. Y es esa reflexión, esa pregunta sobre la belleza oculta y el valor de las cosas, la que resulta más interesante a la hora de acercarse a estas pinturas.

¿Qué hace que estas mujeres sean valoradas, seguidas e idolatradas? ¿Qué hace que un rubí sea más costoso que el otro? ¿Qué hace que una pintura sea una obra de arte? ¿Son sólo sus colores? ¿Es culpa de quien la pinta y de quién la compra?
Esas preguntas parecen trasnochar a la artista y al espectador. Es pensar en ese “algo” que nombraba al principio, y en eso que buscamos que tal vez nunca encontremos. El secreto de la vida y del arte. Ese emocionante pero peligroso periplo hasta el centro de la tierra. Porque no por nada, y como dice el proverbio popular, la curiosidad mató un inocente gato. Y Carolina nos regala aquí no solo una nueva lectura entorno al valor de las cosas, sino que nos genera otra sensación casi letal: mucha curiosidad.


Daniel Salamanca


 
Carolina Gómez presenta pinturas figurativas de un particular realismo, aunque su punto culminante de atención, el rostro de la modelo que es la protagonista, se encuentra cubierto, oculto, planteando una incógnita, un misterio, que le aporta cierta desazón a la apreciación de su pericia pictórica. Este ocultamiento agudiza el deseo de ver los rasgos de la joven que se intuyen atractivos e inclusive conocidos, y que  posiblemente resulten descifrables para las personas familiarizadas con las revistas de actrices y de moda. Pero piedras preciosas, topacios y esmeraldas, zafiros y rubís tallados con destreza y del tamaño de los rostros se interponen entre la modelo y el observador, conduciéndolo a considerar la estrecha relación que existe entre los personajes de revista y las joyas, entre la fama y el oropel. Son obras que parecieran otorgarle vigencia a la famosa afirmación de Marilyn Monroe de que “los diamantes son el mejor amigo de una chica”, aunque por supuesto, no de cualquier chica, sino de las que el gusto y preferencias de la época logran imponer como iconos de elegancia y de beldad. Los brillantes de imitación adheridos directamente a las imágenes de rostros de modelos en las portadas de revistas, refuerzan con su relumbrante presencia las reflexiones acerca de glamour y exuberancia, pero también de ligereza y superficialidad, y de autenticidad y bisutería, a que induce su producción.

Eduardo Serrano




La obra "Mirror stone" de Carolina Gomez, plantea una reflexión alrededor de la manera en que se construyen los iconos en la sociedad, referencia la forma en que las celebridades se han convertido en modelos a seguir.

Pero son modelos inalcanzables, que deben mantener prudente distancia con el resto de los mortales por sus virtudes fisicas o intelectuales y estan destinados a la contemplación, como las joyas que Gomez posa sobre sus rostros y que sugieren a la vez el valor fundamental de estas figuras que en muchos casos se convierten en un motor de motivacion para jovenes y activistas de la sociedad, se trata de una reflexion que adicionalmente permite revaluar el valor de lo superfluo.


Carlos Hurtado






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